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Teorías urbanas,

paisajes de la ciudad...
ENTREVISTAS

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César Rangel Ramos

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Hablamos de una parte. La Ciudad de México es siempre un fragmento inabarcable. A grandes rasgos es una selva enclavada en una selva anterior de bosques, arenales y lagos precedida a su vez por una faz inopinadamente distinta.

 

En esta muestra participaste con retratos de flora y decidiste evitar elementos arquetípicos o hitos urbanos, ¿por qué?

Flora y fauna. Se sabe de muchas ciudades desaparecidas. Todas ellas han declinado igual: cubiertas y superadas por plantas y animales, en tierra o en el lecho marino. Estas pinturas imaginan parajes en lo que fuera un área de la ciudad en la que viví durante muchos años. Quise fabular esos lugares y su configuración en lo remotamente sucesivo.

 

Las pinceladas de 3977 Ermita y La Viga son sintéticas, dinámicas y precisas, parecen despreocupadas mostrando una escena de alivio a partir de referencias naturales, ¿acaso esto muestra nostalgia en el cambio rural-urbano en la CDMX?

No hay nostos. No es un dolor por lo ido sino un fabular y señalar la paradoja. Imaginar el futuro de la ciudad sin pinta futurista sino paisajes de aspecto arcaico.

Varias colonias de la ciudad fueron construidas de manera improvisada, la delegación Xochimilco prácticamente fue hecha de esa forma, ¿qué generosidad encuentras en construir así las ciudades?

Me llama mucho la atención que se asocie la generosidad con un crecimiento urbano azaroso. Pues sí, el crecimiento laxo de la zona sur de Xochimilco da lugar a tejidos singularísimos que hacen sentir una diferencia no menor respecto a otras partes de la ciudad. Podríamos hablar de extranjería en algunos momentos relacionados con los afectos, los festejos y los códigos de vecindad. Es decir, este orden otro muestra ora más, ora menos, los generosos derroteros de lo vital.

 

¿Qué modelo de ciudad te gustaría que retomara la ciudad?

No pensaría en modelos. ¡JA! Es inevitable hacerlo. Somos ineludiblemente utópicos. Digo que sólo hay algo peor que nunca ver realizados nuestros deseos, y ésto es que se cumplan. Hay días en que la ciudad es modelo y es mía y no puede ser mejor. Hay otros en que es invivible. Lo de menos es ella y lo demás también.

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Elihú Álvarez

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Es complejo hablar de la CDMX, hay que entender que es joven aún, tal cual fue rebautizada no hace mucho, sin embargo, le sigue pesando mucho su fantasma defeño, el cual sabe mucho a grasa y smog, a calles saturadas de gente y ruido, sabe a los barrios de la Meche, a Tepito y Lagunilla, pero ese fantasma es más que viejo, es muy de la segunda mitad del siglo pasado. Por lo tanto hablar de la CDMX es como hablar de un niño con padres divorciados que aún no termina de definir si es de aquí o de allá, que va entre el fantasma de un DF viejo y una pseudo modernización más que tardía. 

 

En esta muestra participaste con Paisaje II, en la cual intervienes boletos del Sistema de Transporte Colectivo Metro, ¿Cómo éste puede llegar a tener un papel simbólico en la ciudad?

¡La limosina naranja! El metro es un testigo activo de la ciudad, ha visto de todo y por todos; actualmente con cinco pesos quien quiera treparse en él puede recorrer de norte a sur la ciudad. Es un mundo aparte, un submundo en realidad, le toca ser transporte, miscelánea, centro de variedades, sala de conciertos, carpa de circo antiguo con las más grandes rarezas de la humanidad, motel andante y lamentablemente lugar donde se vive lo más repulsivo de una sociedad machista. Todo eso (y seguramente más) es el metro, su papel simbólico está entre sus vagones y sus andenes, sólo quien lo ha usado sabe lo que se vive ahí, algunos lo disfrutamos y otros más lo ningunean, pero es una realidad que el STCM es un fundamental para quien va y viene en la ciudad.

Tu pieza transmite una sensación lúdica especialmente por la paleta de color, ¿Cómo se viven los colores en la ciudad, siendo que muchas partes son grisáceas?

Es verdad que la gran mayoría de los lugares del monstruo que es la ciudad son grises, pero a los mexicanos nos encanta el color, sobre todo el que es empalagoso, solo basta con recorrer Tlalpan y ver pasar al metro cada 5 minutos para darse un buen sazón de color naranja y azul. Caminar sobre correo mayor y disfrutar de su bonita variedad de colores muy al estilo de la escuela de “niuyork” (New York); sin irnos muy lejos, en el cruce de Avenida Juárez y Correo Mayor, o caminando por Alameda Central. Siempre habrá un aglomerado de pigmentaciones, desde el que viste todo de negro en un caluroso medio día, el godín con sus garras bien planchadas, el fresón que lleva sus chapatitos fosfo fosfo, hasta el otaku extravagante que va a comer a la frikiplaza; el color como tal no está en las calles de la ciudad, como bien lo comentan, pero si está en quienes la intervienen a diario, como dijeron los de La maldita vecindad y Los hijos del quinto patio: “la ciudad es un gran circo“ y ahí hay colores de sobra.

 

Vemos en tu obra el retrato de muchos hitos o arquetipos urbanos, ¿Qué generosidad encuentras en la pintura y en el collage para retratarlos?

La pintura posmodernista es muy abierta a ese tipo de juegos, existía una gran riqueza dentro de ésta que lamentablemente poco a poco se va perdiendo gracias a las tendencias contemporáneas de pintar memes, pero ese es otro tema. Tal cual la pintura al abordarse desde el pastiche da una posibilidad de que cualquier cosa pueda pensarse desde la pintura, así el lenguaje simbólico de las ciudades puede llevar al lenguaje pictórico teniendo el ojo bien abierto y la composición bien afinada, así podemos hacer ejercicios como descolgar unos tenis cableados para colgarlos en un bastidor que a su vez se colgará de nuevo.

Te gustaría que la ciudad tomara como ejemplo algún modelo urbano, ¿cuál?

No, la Ciudad de México  dejaría de ser lo que es si tomara un modelo urbano, de hecho la conjunción de diferentes estilos urbanistas hacen de la CDMX lo que es, se puede apreciar desde el afrancesado, el grin-gacho, el rococo, el riquiquin, el churrigueresco, el católico , el protestante, el dancero, el cumbiero, el sonidero, el metalero, el rosa, el verde, el morado y el color caguama, hay de todo en la ciudad y seguir un orden le quitaría sus posibilidades.

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Francisco Gamero Pako

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Creo que la primera impresión que me dio la CDMX fue la de un monstruo que no se detiene ante nada, para mí fue súper impresionante, ya que vengo de una ciudad muy pequeña. Sin embargo, destaco mi intriga hacia sus calles, cuántas historias no se viven diario allí. 

 

En esta muestra participaste con dos piezas, una dinámica y, aunque colorida, violenta, y la otra estable y monócroma, ¿Cómo se conjugan ambas?

La pieza monocromática (3 de octubre) es un recuerdo que tengo de la segunda vez que vine a la ciudad, fue bastante interesante porque me encontré con el vagón casi vacío, me conmovió el hecho de que un espacio usualmente concurrido estuviera tan solo. 2006 fue porque encontré en periódicos viejos una noticia de hace años, me pareció interesante la composición y el acto violento que retrataba.

 

Tu trabajo toca, en lo más evidente, la violencia organizada y lo presentas como protesta y/o documentación, ¿Qué generosidad obtienes en la pintura para trasladar estas imágenes a dicha técnica?

Siempre que tengo la oportunidad intento generar imágenes de alto impacto, cosas que marcaron la vida de una persona, un ejemplo fue la guerra contra el narcotráfico. Pintar esta situación es un tributo a las personas de sangre derramada, y que, tras un día difícil, no volvieron a su casa.

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Ariadna San Vicente

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

De experiencia y de sensaciones, cómo es que nos formamos como personas creciendo en una ciudad y eso afecta en nuestra forma de pensar, en nuestra personalidad e incluso en nuestra autoestima. Creo que existe un conflicto entre el sentimiento de vacío en la ciudad y en donde se supone que tienes todo, pues la ciudad se supone que es un lugar de oportunidades pero al mismo tiempo es un lugar de soledad, es en ese punto donde dejo que las sensaciones ganen y se expresen por medio de la pintura, el collage, pero también en fragmentación porque no podemos conocer a la ciudad completa, lo único que sabemos de la ciudad son fragmentos.

Ambivalencia de los sueños, al igual que otras de tus pinturas, tiene una monocromía insistente, ¿qué es lo que más encuentras al trabajar en escala de grises?

Empecé a trabajar con la monocromía con la serie Sweet sad México en la que veo el paisaje mexicano genuino y que rompe con los estereotipos de un México folclórico, colorido y alegre cuando el 80% de nuestro paisaje no es así, al contrario, es melancólico, olvidado y accidentado. En Ambivalencia de los sueños hay más color porque quería contraponer la creación de una ciudad que nos traga por nuestros propios sueños: la sensación de melancolía en la ciudad ha sido provocada por el sueño americano y de construcción egoísta.

Tu trabajo tiene una relación directa con las fotografías, sin embargo en pintura podemos notar que trazar la fotografía tal cual, como trazar puntos de fuga o construcciones arquitectónicas, no es lo que te interesa, ¿puedes contar más de ello?

Antes de ser pintora, era un hobby registrar los lugares que visitaba, especialmente suburbanos. Estas fotografías me han servido como apoyo visual pero nunca las interpreto en forma literal, pues las intervengo en forma de collage y no me baso en una composición correcta, empiezo a intervenir las fotografías y una vez que creo que ya está la sensación que yo quiero demostrar ahí termino la pieza, no importa si las líneas se están cayendo o los puntos de fuga no coinciden.

 

Hay un concepto de memoria muy presente especialmente por la utilización de la fotografía, ¿cómo actúa la memoria como referente cultural de la ciudad?

La memoria tiene mucho peso y en ella intervienen muchos factores, de todos estos me gusta remarcar cómo algo personal puede ser social, es decir, cómo una situación aleatoria de una persona puede ser también un detonante de memorias para alguien más, no creo que exista una memoria universal, más bien que lo más importante es cómo los fragmentos de memoria de todos nosotros se van armando en una idiosincrasia, y que por cierto no se toman en cuenta para otras construcciones de memoria como nuestros pasados y/o sensaciones.

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Ferroco

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Del cambio constante y de los choques entre realidades, al menos en mi realidad, viviendo en Cuernavaca y ahora viviendo en la Ciudad de México. Este cambio y/o contraste entre árboles, barrancas y cerros de Morelos con la geometría de la ciudad ha sido el detonador de mi línea de trabajo, sin ello no habría podido siquiera imaginar el traducir experiencias a mi trabajo artístico.

 

El Búho-Nicola Cruz sugiere un paisaje sonoro, sin embargo el título parece más narrativo, ¿cuál es la aproximación de esto con la Ciudad de México?

A Nicola Cruz me lo presentaron mis amigos al llegar a la Ciudad de México y me pareció otro ejemplo de choques entre contrariedades: los nuevos ritmos modernos french house con instrumentos prehispánicos hacen un ejemplo perfecto entre elementos opuestos que por ser así son un catalizador y armonizan, esta decodificación de la música no hubiera sido posible sin este nuevo sentido de contrariedad que experimenté al llegar a la ciudad, un lugar muy distinto de Morelos.

¿En el caso de Linescape tomaste alguna referencia sonora en específico?

Mi trabajo está influido por la música, en esta pieza quería contrastar materiales: la madera (orgánica) y la pintura (industrial), así como la intrincación en diferentes direcciones de líneas orgánicas del retablo de madera.

¿Te gustaría que la CDMX o Morelos retomaran algún modelo de ciudad?

Hemos demostrado que somos capaces de destruir con tal de cubrir una necesidad, como el edificio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales que se interpone en el paisaje visual que ofrece el Espacio escultórico de Ciudad Universitaria. En Cuernavaca se necesitan los barrancos como reguladores de temperatura y preservadores de la flora y fauna endémica y estos son maltratados por las construcciones arquitectónicas. Creo que solo pediría que el paisaje ecológico fuera respetado y/o unificado al paisaje urbano, para que ninguno de los dos se vea afectado y ambos puedan coexistir.

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Fernanda Morales Tovar

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Hablar de la Ciudad de México implica reflexionar en torno a las condiciones y formas de estructuración visibles o no visibles que son propias de una metrópoli. En cuanto a las formas de estructuración visible hago referencia a los sistemas viales, los espacios verdes o las áreas de servicios, por citar algunas. En cuanto a las formas no visibles, hago referencia a las condiciones afectivas, las cuales, directamente se vinculan a las anteriores. Estos dos parámetros nos permiten entender a la metrópoli como un espacio en el cual convergen formas de estructuración, o, propiamente paisajes, condiciones sociales, experiencias estéticas individuales, etc.    

En Espacios transitables observamos usuarios, y aunque aparecen centrados se perciben como neutros, así su contexto parece cobrar más importancia, ¿cuál es tu interés para retratar así una estación de tren?

Al hablar de los usuarios o personajes que conforman la obra Espacios transitables y motivada a partir del concepto de convergencia aplicado a la ciudad, mi interés en dicha obra tiene que ver con indagar acerca de las experiencias fugaces, y con ello, las condiciones afectivas cruciales o desapercibidas que son constantes en los espacios de la ciudad, en este caso, particularmente con los que tienen que ver con la movilidad vial por la ciudad.

La atmósfera que muestra la pintura se siente rígida y fría por la arquitectura, las líneas rectas verticales y las tonalidades azules, ¿esto es una muestra de lo que sientes por la ciudad? ¿de lo que sientes en el traslado de la periferia al centro de la ciudad?

En esta obra Espacios transitables me situé en representar una atmósfera fría y rígida como parte de una indagación acerca de una condición común en los desplazamientos cotidianos, la cual es la falta de percepción de un espacio compartido por parte de los transeúntes, reflexión que he decidido situar en las afueras del servicio vial, ya que ello me permite generar un nexo directo con la aceleración y con ello abordar las implicaciones de lo fugaz. A pesar de ser un motivo primordial, el representar los vínculos fugaces entre los transeúntes, me he permitido asignar a los personajes de la escena un espacio común, el cual, corresponde a la misma solución en silueta de cada uno de ellos.

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Daniel C. Fernández

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Me parece una pregunta bastante compleja, porque la Ciudad de México son muchas ciudades, no es lo mismo la ciudad que experimenta alguien que vive en el Centro Histórico a la experiencia de alguien que nació y vive en el Estado de México, porque la Ciudad de México se vuelve un lugar de paso, como es mi caso.

Hablar de la Ciudad de México implica hablar de muchas ciudades, desde la ciudad que vivimos, la ciudad que recorremos, la ciudad que nos imaginamos y la ciudad por la que se transita sin haber vivido ahí; podemos hablar de un mismo espacio urbano, pero se retrata, se aborda y se enuncian desde distintos lugares de la experiencia.

Las imágenes que presentas parecen tocar el área documental, ¿tú las fotografías o dónde sueles encontrarlas?

Algunas de las fotografías que uso para mis pinturas en esta serie son tomadas por mí, pero también hay imágenes de internet que he ido archivando y que pertenecen a espacios de la ciudad ubicados en otros tiempos, estas imágenes se vuelven una manera de acceder a las ciudades desde su pasado e incluso a su futuro, como es el caso de una de mis pinturas en donde retomo un render de internet en el que se presentan los cambios que se planean hacer al paradero de Indios Verdes.

Muchos son espacios que recorro todos los días, sin embargo han sufrido muchos cambios, y la única manera de acudir a esos espacios, es a partir del internet, para tener acceso a imágenes que han registrado las transformaciones de esos paisajes en el tiempo y, por otra parte, me aproximo a partes de la ciudad que yo sé que existen pero no he tenido la oportunidad de acercarme a ellos, como es el caso del tiradero de basura Bordo Poniente.

Desde Centrificación laboral hasta Desechos de una construcción olvidada, vemos el retrato de espacios o construcciones olvidadas además de las problemáticas que afrontan las periferias de la Ciudad de México, tu obra parece acercarse a la denuncia de todos estos conflictos, ¿qué generosidad encuentras en trasladar estas imágenes a la pintura?

La pintura me parece un medio noble para aproximarme a la imagen y al archivo, de tal forma que me permite de alguna manera apropiármelo y resignificarlo a partir de recursos plásticos y formales y así proponer narrativas a partir de hacer más o menos evidente ciertas cuestiones particulares de la imagen y de sus posibles lecturas.

 

Tu obra suele mostrar el espacio significado u olvidado antes que quien construye y habita dichos espacios, ¿por qué?

Porque más que retratar a las personas que habitan y transforman la ciudad, me interesa aproximarme al paisaje urbano y cómo este se ve alterado a partir de las relaciones políticas, económicas y sociales que se generan entre la Ciudad de México y el Estado de México. No creo que, para hablar de los habitantes de una ciudad, se tenga que pintarlos, pues las ciudades por sí solas ya son un reflejo de habitantes que transitan esos espacios y de las políticas urbanas que implementa el estado.

Otra razón para no centrarme en las personas que habitan los espacios urbanos, es porque no quiero que mi obra termine por mostrar una aproximación a la ciudad y a sus habitantes a partir de retratar escenas de la vida cotidiana en la urbe y las periferias, pues es un suceso más o menos recurrente en la fotografía y la pintura, y, que a mi parecer, se da muchas veces con tintes costumbristas y hasta nacionalistas, y no quiero que mis pinturas caigan en ese mismo imaginario pictórico.

¿Cómo vives tu relación con la Ciudad de México siendo tú un habitante de Ecatepec, una de las periferias de dicha ciudad?

Como habitante de Ecatepec vas creciendo con la idea de que tener una mejor calidad de vida, y gran parte del éxito, consiste en poder salir del Estado de México y migrar a la Ciudad de México y mi relación con esta ciudad fue a partir de ahí, desde que estudias, buscas distracciones, actividades culturales o un empleo, la idea de migrar de tu lugar de nacimiento se vuelve necesario, pero la mayoría solo podemos transitar, socializar y consumir en la Ciudad de México, pero pocos pueden vivir en las colonias céntricas de esta ciudad.

No es hasta estos últimos años que he empezado a replantearme el por qué los habitantes de las periferias tenemos que migrar a la Ciudad de México para encontrar una mejor calidad de vida. A partir de buscar mejores oportunidades educativas, trabajo y actividades culturales, empecé a deshabitar el espacio en el que nací y viví gran parte de mi infancia y empecé a descuidar mis redes de amistad y afecto que ayudan a generar un sentimiento de pertenencia a un lugar. Es necesario empezar a visibilizar el sentimiento de desarraigo que nos atraviesa a muchos habitantes de la periferia y replantearnos sus causas y proponer maneras de entretejer nuevas redes de afecto y relación con los espacios sin que tengamos que descuidar las que ya se tienen.

 

¿Qué modelo de ciudad te gustaría que retomara la Ciudad de México?

Me gustaría que la Ciudad de México dejará de ser tan centralizada, que las actividades políticas, económicas y culturales dejen de concentrarse en los mismos lugares y que estas mismas las pudieras encontrar en tu propio lugar de origen.

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Iliana J. Portnoy

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

Hablamos sobre historia, política, sobrepoblación, industrialización, desigualdad social, tránsito, sismos, pero también diversidad, matices, cultura, evolución.

Vivir bien recuerda las diminutas plantas que se asoman por el pavimento, ¿la transformación de lo rural o lo urbano te parece nostálgico?

No puedo hablar de nostalgia pues no he vivido nunca fuera de la ciudad, más bien lo veo desde la lucha entre el paisaje natural y el industrial, como una reflexión de lo que consideramos como vivir bien.

El concreto aunque sea un contaminante, ayuda a cubrir necesidades, ¿crees que la improvisación en la construcción de la ciudad es totalmente inaceptable o encuentras beneficios en ello?

La improvisación es generalmente útil, sin embargo, algo improvisado debe ser temporal, la construcción de una ciudad supone investigación, organización y planeación, cuando algo improvisado queda de manera permanente, se comporta como una especie de parche, que no resuelve de manera contundente ningún problema, o al menos no lo resuelve para toda la comunidad.

En las hojas de tu pieza, parece que salen unas siluetas humanas de las mismas, la escena sugiere que el origen es la naturaleza, sin embargo es la humanidad (aunque por necesidad) la que ha ido exterminando al mundo, ¿entonces qué piensas, la humanidad y la naturaleza es una dicotomía o no? ¿si no, entonces qué relación hay entre ellas?

No son una dicotomía, la humanidad es parte de la naturaleza, no su igual, es lo que nos cuesta trabajo entender, la utopía es que una población pueda integrarse en un hábitat, no invadirlo. La mayoría de las tecnologías han sido desarrolladas a favor del progreso humano, llámese económico, sin tomar en cuenta el resto de los elementos que conviven en nuestro mismo ecosistema, y sumado esto al crecimiento poblacional, tenemos la destrucción asegurada.

¿Qué modelo de ciudad crees que podría mejorar la CDMX?

Cada ciudad en el mundo tiene sus condiciones específicas territoriales, climáticas y sociales, no pienso en un modelo de ciudad en particular sino en tecnologías que están aplicando países como Canadá, Sudáfrica, Dinamarca, Noruega, Suiza para mejorar la calidad de vida, integrando áreas verdes y sostenibles.

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Aík Alpízar

¿De qué hablamos cuando hablamos de la Ciudad de México?

De presencia y ejercicio de poder, la población demuestra su desesperación por esperar luz verde, se muestra intolerante al ver las banquetas limpias o vacías, éstas tienen que mostrar presencia, de esta forma la población deja huellas de su tránsito. El sentido de individualidad (en México diríamos gandallismo) cobra relevancia al demostrar que alguien puede más que l@s demás siempre que hay oportunidad.

En Transporte rosa utilizaste una paleta de color muy diferente al que usualmente vemos en tu obra, ¿consideras el color como una parte importante de la Ciudad?

Esos colores son distintivos de los géneros masculino (azul) y femenino (rosa), usualmente se ocupa el rosa para marcar el transporte exclusivo para mujeres. Además, para esta pieza lúdica y armable encontré que esa paleta de colores le venía muy bien.

Tu políptico tiene el formato de un rompecabezas que se puede armar de distintas formas, encuentro una relación con la forma en que ha sido construida la ciudad, incluyendo el área metropolitana o con la creación de nuevas rutas de transporte, ¿cómo lo relacionas tú?

Exactamente tiene que ver en la construcción de la urbe, como población construimos la ciudad, si necesitamos que la ciudad se reestructure podemos ejercer un papel activo sobre ella. Más específicamente en Transporte Rosa, existe un amplio debate entre si es la mejor opción separar a las mujeres para detener la violencia en contra de ellas en el transporte público, yo aportaría en que si esto se apoya con políticas públicas en pro de concientizar a los hombres, del machismo, se podría generar un cambio, una nueva estructura de la igualdad para llegar a la equidad.

¿Qué significa para ti el metro y el mexibús y cómo los relacionas, independientemente de ser una conexión entre la ciudad y Ecatepec?

En imprescindible tal conexión, ellos son OPORTUNIDAD y por un bajo costo: accesar a la ciudad es también la apertura a la educación, empleo y recreación. En cada viaje paso cuatro horas dentro de ellos, y aunque en ocasiones es aburrido aprovecho el tiempo para leer o escribir pensamientos.

Dentro de las imágenes en la pintura encontramos a un elemento policial, ¿consideras a este grupo como un símbolo de protección o de represión hacia quien utiliza el transporte?

El símbolo de policía suele ser eso y más, en este caso lo veo como regulador de orden, y me pregunto si su presencia es necesaria o la población se puede autoregular por sí misma, por ejemplo, ¿es necesario un elemento policial en la entrada del transporte exclusivo para mujeres para restringir el acceso a los hombres o bien ellos son capaces de concientizar un problema tan grande como el machismo y su consecuente ejercicio del poder?

Según tu experiencia en la Ciudad de México y Ecatepec, ¿te parecen dos realidades distintas o muy semejantes la una de la otra? ¿La unificas por medio del transporte?

Tuve las bendiciones del transporte público y por consiguiente de vivir más en la ciudad que en mi natal Ecatepec, en este municipio hay muy pocas oportunidades de empleo, educación y actividades deportivas y culturales, no hay museos ni parques, solo unidades habitacionales improvisadas, muchas en condiciones de pobreza, las personas son un poco más tradicionales y hay muchos perros callejeros, en general Ecatepec se siente abandonado de esperanza.

¿Te gustaría que la ciudad siguiera algún modelo en específico?

Me agrada el concepto de las Ciudades Circulares, aunque barrunto que la Ciudad de México pueda seguir un modelo así, especialmente porque dejaría de ser la ciudad que conocemos, solo me gustaría que no fuera tan hostil, me agradaría ver más políticas públicas o iniciativas comunitarias para crear una ciudad diversa, con más lugares peatonales o con instalaciones para adultos mayores, personas discapacitadas o infantes, en general para todas las personas invisibles a ojos de la ciudad.

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